lunes, 25 de octubre de 2010

Feelvertising: Bienvenido a bordo.

Feelvertising: Bienvenido a bordo.: "Maletas. Contenedores de recuerdos. Trozos de vida sin usar. Retales de experiencia. Viajar.Música de futuro. Sueños de libertad. Aspiracion..."

sábado, 9 de octubre de 2010

¡¡Santana!!

¡Hola a todos amigos! Por fin tengo un poco de tiempo para sentarme a escribir algunas palabras más en este blog, creado con tanto cariño. La vida en Holanda sigue siendo maravillosa, especialmente después de que tres de tus mejores amigos hayan venido a visitarte. Martita, JC y David han estado en mi habitación de Honigkamp por más de una semana (no se lo digais al caretaker shh). Su visita me llenó de alegría (y de chacina [gracias papis]) y pasamos unos días estupendos. Conocieron a mis amigos Honigkampenses como a Gemma, Didac, Bara, Peter, Eva... Visitamos Arnhem (como no), Delft (una de los pueblos más bonitos de Holanda sin lugar a dudas), y no podía faltar Amsterdam. Pero tristemente tuvieron que volver a España no sin antes dejarme montones de chismes en el cuarto... y tampoco sin dejarme un precioso dibujo (gracias David), una foto con Obama (el de cera, no el de verdad), y un cartel para mi puerta que está triunfando, y un montón de recuerdos innolvidables.

Pero su ida aproximó precipitadamente a mi mente otro acontecimiento.
Hace cosa de un mes, no sé cómo, me entero de que Santana venía a ¡Arnhem! En ese preciso momento supe que no podía faltar. No iba a dejar de ir a ver a ese monstruo de la guitarra. Ese ser que es capaz de hacerte vibrar con un solo toque de cuerda. Ese ser que con tanto cariño me han enseñado a admirar. Ese ser que tanto admiro gracias a tí, Tete. Quizá nunca hable mucho de Santana con mis amigos (por eso JC contestó: "¿Desde cuando te gusta Santana?", a mí siempre me ha gustado Santana), pero es tema principal de conversación con mi tío. Además, aunque no te guste mucho su música, es una experiencia de esas que sólo ocurren una vez en la vida. Así que, Didac y yo decidimos comprarnos las entradas (hay gente que se gasta el dinero en otras cosas, nosotros en buena música asegurada).

Y el 5 de octubre de 2010 llegó. A las 16:30 partimos para Gelredome (el estadio de Arnhem), parando antes por HAN para imprimir las entradas. A las 6 ya estabamos en el lugar esperando a que abrieran las puertas. Eso no sucedió hasta una hora después, y conseguimos hacernos con unos sitios en una maravillosa segunda fila en el centro del escenario.
A las 20:15 comenzaba el concierto. Aun tiemblo cuando pienso que estuve alllí, tan cerca de ese espléndido guitarrista .

María María, Black Magic Woman, Into the night, Corazón Espinado... y un largo etcétera compusieron el repertorio del concierto. Hasta las 11.15 de la noche nos hizo vibrar a todos.
Lo mejor, el control y el respeto que tiene a sus músicos. Le da cada lugar a cada uno de los integrantes de su banda, y se nota que les tiene un gran cariño y admiración.

Cinco curiosidades del concierto:
1. Santana coloca en el escenario una foto de la cara de un Cristo, sí sí como leeis.
2. Estábamos tan cerca que podíamos oler la barrita de incienso que tenía prendida en el escenario.
3. Perdí la cuenta de las numerosas guitarras que sacó.
4. El gran morreo que le dio a su novia actual, tras salir ella a tocar la batería.
5. Qué dificil es verle la cara a Santana.
6. Estabamos allí reunidos personas de todas las edades.
7. Los holandeses no siguen el ritmo de las canciones latinas.

Podría seguir contanto muchas cosas del concierto, pero la verdad no sé como, las palabras no son suficientes para expresarlo. Así que mejor, os dejo una pequeña muestra (Entrada siguiente, la de más arriba). ¡Hasta la próxima!


sábado, 2 de octubre de 2010

Venir a Holanda para esto

Venir a Holanda para acabar enseñando como se bailan las sevillanas a unos checos. ¡Gracias amigos mios por venir a verme y bailar conmigo sevillanas!

http://www.youtube.com/watch?v=HKCLFbLompM

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Fábrica de momentos

Cuando uno decide empezar a vivir "por su cuenta", es cuando empieza a conocerse a sí mismo. Empezamos normalmente haciendo lo mismo que haríamos en casa de nuestros padres pero, poco a poco, la confianza en uno mismo y la sensación de independencia hacen que vayamos tomando costumbres que antes no teníamos, y a disfrutar de ellas como momentos preciosos en los que uno es uno mismo y decide simplemente disfrutarse.
Yo, durante este tiempo en los Países Bajos, estoy también viviéndome ydisfrutándome. Tras todas la peripecias vividas en las primeras semanas de estancia, he tenido mucho tiempo para estar sola. Leer, escuchar, observar cosas a las que nunca antes había prestado atención.


He descubierto que me encanta el té -suma y sigue en la lista de mis pequeños vicios-. Me encantan sus sabores y aromas, la sensación de suave calidez bajando por la garganta y esparciéndose como un escalofrío, desde las manos acunando la taza caliente hasta la espalda.

Otras veces había tomado té, y me había dado cuenta de que mucha gente lo bebe, gente de todos los rincones, y hace no mucho, Jing, una chica china que vive en Honigkamp y con la que tuve que preparar un trabajo me dio el empujón final para adentrarme en el maravilloso mundo de las infusiones.

Mi primera reacción ante tan maravillosa bebida fue de fascinación: Jing preparó té de flor de jazmín. Muchos pensarán "Puf, vaya novedad", pero no imagináis de qué manera lo preparó. Se trata de unos bulbos,secos, rígidos por fuera que, al meter en agua caliente se abren, dejando aparecer una preciosa flor que se queda flotando en la tetera y dando un suave y aromático dulzor.

Y a partir de ahí, empieza mi "ruta del té": Limón, menta, té verde, frutos rojos, mango, sandía, manzana y canela... No hay nada como estar en mi rincón favorito con un buen libro, un poco de música de fondo, un cigarrillo y una taza de té, de cualquier sabor.

Entrar en un pensamiento, en un universo diferente a cada sorbo. Hacer de instantes eternidades. De ideas, viajes.
Es curioso cómo en esas pequeñas bolsitas puede esconderse tanta felicidad.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Planificación 2.0

Me pregunto cómo será ser "Director de Redes Sociales"... ¿Avisarán de las reuniones vía Twitter?

Planificación de programas de Social Media. Las 6 Claves:
http://mediossociales.wordpress.com/2010/09/22/planificacion-de-programas-de-social-media-las-6-claves/

jueves, 23 de septiembre de 2010

I love Microsoft

Mientras intentaba encender mi ordenador, que acababa de apagar, presionando  el botón de encendido, me ha venido a la cabeza un pensamiento bastante, no sé, llamémoslo “de curiosidad científica”: Miraba mi dedo índice esperando que una lucecita azul se encendiera debajo, o que sonara algo. Habrán sido dos segundos, pero se han hecho muy largos –es curiosa la evolución de la sociedad occidental, de “El tiempo es oro. Y cotiza.”. Un buen tema para algún otro post, lo anoto.-

Y de repente, una pequeña vibración, y se hizo la luz. Mi pequeño empieza a inciarse… Logo de Windows, fondo negro, y después psicodelia aguamarina –ya se habrán dado cuenta, señores, de que sí, sigo usando Windows Vista-.

Y mientras seguía mirando el cartel de iniciando el sistema, se me ha venido a la mente cómo funcionarán los circuitos de un ordenador. Pero no el hecho del simple mecanismo de que al pulsar la tecla se envía una señal a nosédónde… No, me refiero a esa señal; qué clase de sustancia, impulso electroloquesea, chispita,se mueve por los circuitos, conectándose con otros, haciendo que se sucedan todos esos mecanismos… ¿Y cómo alguien lo ha podido crear? De la tecla al disco duro y a la pantalla como señal de luz... ¿Quién hizo esa primera conexión?

I'm a weirdo, I know. Or a nerdy.

Con esto os dejo dos regalitos, el primero, una charla muy interesante sobre la situación ideal para la creación. I <3 TED.
Este otro, una sorpresa. Sheldon es mi héroe. I <3 The Big Bang Theory.

Vaya tormentón… Va a haber que salir con paraguas…
Feliz fin de semana!

 

Stretchy Yoga Baby

:) Qué mono...

miércoles, 22 de septiembre de 2010

martes, 21 de septiembre de 2010

Madre solo hay una

Anoche, tras varios días de desaparición absoluta para con mis progenitores y familiares en general, hablé con mi madre, conocidísima por otros como La Conchi (o La Con... sin grelos), y tras una larga cháchara sobre chismorreos y filigranas, solo me queda decir...

TE QUIERO MAMÁ!!

domingo, 19 de septiembre de 2010

Un poquito de ambientación

Bonito tema para acompañar una tarde de estudio y la preparación de una presentación sobre "smartshops".
Buena adaptación de la letra también a mi situación viajera. Espero que os guste.

Morcheba- Wonders never cease (The Antidote, 2005)

All that we’ve been through
Brings my soul so close to you
Why not cast your fears aside
We can laugh until we cry
There are worlds out there
Beyond compare

sábado, 18 de septiembre de 2010

La historia de la maldita galleta. Cap. 1

Antes de nada, gustaría que supieseis que escribo felizmente comiéndome una manzana, desde mi habitación en Honigkamp. No en la de Florence, pero bueno es una larga historia y lo pasado pasado está. Haré un post especial para desprestigiar a Vivare.

Bueno, pues mira, la predicción de la uña funcionó. Todo es mucho más sencillo cuando estás aquí. Por el simple hecho de estar aquí. Si quieres ver a alguien, vas a su habitación. Y si no te apetece moverte, te metes en facebook –vendito internet- que seguro que está conectado.

Es un poco incómodo el tema de la cocina, y los frigoríficos, que a estas alturas, están ocupados, además de que, el que supuestamente me correspondía a mí es grotescamente asqueroso. El caso es que tengo cosas repartidas por frigoríficos de las tres primeras plantas. Y tampoco muchas. ¡Cocinar es una aventura! Y no puedo comprar muchas cosas para guardar en frigorífico.

En fin, el otro día por capricho me compré unas galletas, y hoy me he dado cuenta de que tengo una extraña y repentina adicción al chocolate -me pregunto por qué-, y de que me he comido en dos días 8 galletas de chocolate. Eso es gordura pura. Queda una en el paquete y he decidido que no me la voy a comer.

He comprado manzanas, que no necesitan mucho frigo –hace fresquete ya, y me gusta poder abrir la puerta de mi balcón. Cuánto aire. Qué maravillosa sensación es el frescor de la mañana de sábado, echarte una manta por encima y beberte un café calentito. Sin prisa. Notando cómo el calor se va esparciendo por todo el cuerpo a la vez que notas el escalofrío por la espalda de tener la ventana abierta. Es fantástico.

A ver lo que dura ahí la dichosa galletita.

martes, 14 de septiembre de 2010

Mesversario! =D

Esta entrada va a ser de las más cortas que encontreis en este blog. Amigos, sólo os quiero decir que ya llevamos ¡un mes en Holanda! ¡Sí sí sí, desde el 14 de agosto! Hasta pronto!!

lunes, 13 de septiembre de 2010

La Torre. Cap.3 "Señales"

A mí me gusta llorar. Me sienta bien, me descarga. Odio cuando mi madre me dice que no llore, que llorando no se soluciona nada. Pero no entiende que no es una solución para mí, es una simple vía de escape. Eso es porque odia la fragilidad, porque la entiende como debilidad, pero ser frágil no es ser débil. Mucha gente piensa así. Los frágiles, cuando lloramos, lo hacemos para buscar una claridad. Como una nube negra que descarga con toda su fuerza sobre la ciudad una tromba de agua, porque llevaba nublado muchos días. Y al día siguiente, amanece soleado, y el cielo de un azul brillante, intenso. Y el aire fresco, pero no molesto, suficiente para despertarte por la mañana al salir de casa, para que no olvides que hay cosas serias en las que pensar, pero que pueden salir bien.

Esta semana he llorado. Y me ha sentado genial.

Continuamos con el novelón de Vivare.

Recordaréis que comenté que me habían dicho que me mudaría la semana siguiente al post. Pues no sucedió. Volvieron a llamar y me dijeron que la habitación ya no estaba disponible. La única que tenían era una en un apartamento de dos personas en el recinto de Honigkamp, pero también sin internet. Además, un apartamento que ya ha tenido una inundación, y con la suerte que estoy teniendo estoy segura de que si me mudara allí volvería a inundarse. Así que decían que las únicas opciones eran o irme allí, o quedarme en la Torre pagando 900 € más. La chica que siempre me llama por teléfono tuvo que soportar parte de mi furia, al decirle que no podían jugar de esta forma conmigo, que ya estaba bien. No es normal que hagan esto con la gente. No les importa nada. Le pregunté por el nombre de alguna persona de contacto en la universidad (a la cual echan la culpa de sus errores), y me lo dio. Al día siguiente iría a hablar con él.

Ese miércoles llovía. Me levanté más cansada aún de lo que me había acostado, con una lista de tareas enorme en la cabeza, repitiéndomela una y otra vez para que no se me olvidara nada. Para colmo, la noche anterior había estado en Honigkamp haciendo un trabajo que terminé de madrugada ya en casa (me suena raro llamar “casa” a La Torre. Es curioso como llevando sólo tres semanas aquí, me parece llevar tres meses), y estando liada con eso me entero de que al día siguiente tenemos que entregar un trabajo que se suponía que era para el viernes –para el cual, obviamente, necesitaba utilizar internet-. ¡Bien! Más trabajo… En fin, intentando no agobiarme pensé que terminaría el otro por la noche, y ese lo haría por la mañana temprano, me iría a la facultad y utilizaría allí internet. La hora límite de entrega (impreso a color y encuadernado) eran las dos de la tarde. Yo tenía clase a las 12. Tenía dos horas y media para hacerlo, imprimirlo, encuadernarlo y entregarlo. No hay problema. Me da tiempo.

Llego a la facultad a las 9:30. Saco el portátil en la “cantina”, e intento conectarme. No funciona. Para instalarlo necesito un cd que me dan en la biblioteca. Lo instalo y sigue sin funcionar. Me mandan a un mostrador de consultas, y allí me dicen que tengo que terminar de registrarme como alumna (se suponía que eso ya estaba hecho), y que tardaría unas dos horas en poder utilizarlo. Genial. Perfecto. Maravilloso. Eran las 10:20 aproximadamente, y no tenía más que dos o tres frases escritas del trabajo que se me habían ocurrido la noche anterior. Con la mente trabajándome a máxima velocidad, llamo por teléfono a Valme, para ver si estaba en Honigkamp y que me abriera para hacerlo allí. Llego a las 10:35, y las niñas me dicen que a las 11 se van. No me importa, me quedo sola en la cocina haciéndolo. Era consciente del poco tiempo que me quedaba, con lo cual sabía que la nota no iba a ser magnífica. Lo termino como puedo y lo pongo bonito, y las 11:45 salgo pitando de Honigkamp. Llego a la facultad a las 12. Por suerte las chicas ya me habían comprado la carpeta para entregarlo, así que voy directa a la copistería para imprimirlo. Me explican rápidamente cómo funciona, me dan la carpeta, y se van a clase. Mientras estoy intentando que el ordenador lea mi pen drive y se abra el documento, noto como me empiezan a bailar las caderas de lado a lado mientras estoy sentada. Oh no, tengo que hacer pis. Siempre me pasa cuando estoy nerviosa. O cuando tengo que esperar. Supongo que es la forma que toma la impaciencia en mí: noto que la vejiga me explota. Ya de mal humor –seguía lloviendo fuera- arranco el pen drive del puerto USB, cojo la mochila, la chaqueta, la bufanda y la carpeta y salgo corriendo al servicio. Viendo que mi clase ya habría empezado, subo para dar constancia de mi presencia e intentar bajar de nuevo a copistería. Por suerte la profesora no ha llegado, con lo que suelto mis cosas, cojo la carpeta, el pen… ¡El pen! ¿Dónde está mi pen? Lo busco por todos lados, salgo al pasillo, bajo las escaleras, recorro los mismos pasos que había dado de la copistería al baño y del baño a clase. Nada. Ni en la mochila, ni en la chaqueta, ni en el pantalón, nada. A punto de empezar a arrancarme la melena, le pido a Marichechu el suyo. Enciendo el ordenador, corroboro la extrema lentitud de Windows Vista, copio el documento y vuelvo a bajar. De nuevo en copistería intento imprimir el dichoso trabajo, pero no sé por qué la máquina no responde. Por suerte –una ayuda mínima siempre se agradece- entra una chica alemana que está en la misma clase para la que tenemos que hacer la entrega. Me intenta ayudar y viendo que no lo conseguíamos y que yo me estaba poniendo a temblar allí me dice que me vaya a clase que ella me lo imprime y lo entrega por mí. No la abracé porque ya sabemos todos que los alemanes –de la Alemania Grande- no son muy de abrazar. Pero lo habría hecho gustosa.

Vuelvo a subir a clase notándome ligera, como si me hubieran quitado una piedra de 50 kilos de la nuca. Conseguido.

Cuatro horas más tarde terminan las clases, y me voy en busca del contacto de Vivare. Después de un día así, lo único que me apetecía era tirarme en la cama, coger un buen libro –un fantástico libro que he devorado en tres días- y olvidarme de todo hasta quedarme dormida. Mientras hablaba con él notaba con cada vez más fuerza su desprecio y desinterés como si él mismo me estuviera empujando para salir del despacho. Le daban igual todas mis explicaciones y mis quejas, le daba igual que me sintiera como uno de esos objetos inútiles que tenemos en casa y nunca tienen un sitio fijo, estén donde estén siempre estorban. Me daba las mismas opciones que la chica del teléfono. Así que yo, a las 6 de la tarde, derrotada por un día agotador y una indiferencia que me estaba absorbiendo la energía, salgo cabizbaja de la oficina y me meto en un retrete a dejar que mis ojos respiraran en silencio. Respiro hondo tras dos o tres lágrimas traicioneras, salgo del baño y me voy a La Torre.

Al llegar, aún totalmente hundida, me tumbo en la cama y lloro con la cara aplastada contra mi almohada. Necesito hablar con alguien. Hablando por teléfono con mi madre, y gracias a ese odio suyo por el victimismo y el lloriqueo me hace entrar en razón. Si no quieren aceptar por las buenas que se han equivocado tendrán que hacerlo por las malas. ¡Y sin llorar!

La noche terminó con una relajante y larga ducha, cenita y libro. Parecía que todo estaba más calmado. Y justo antes de ir a dormir, una buena señal. Encontré mi pen drive en el fondo de la mochila enredado entre los cables de mi portátil. El día siguiente amaneció soleado.

La mañana del jueves después de desayunar y con ganas de enfrentarme a quien hiciera falta me puse mona, y me fui a hablar con otra mujer que también es un contacto entre la universidad y Vivare. Digamos que ella es “la universidad en Vivare”, mientras que el otro hombre es “Vivare en la universidad”. Fui a su despacho y le expliqué todo. Y le dije <<>>. La mujer dice que me comprende y que se lo diría a su compañero para ver qué se podía hacer.

Satisfecha de mi discurso completamente exento de lágrimas –desde pequeña he tenido el problema de que cuando tengo que hablar con alguien mayor sobre cosas serias y defenderme se me inundan los ojos y se me atragantan las palabras-, salgo para arreglar otros asuntos y dejar de pensar en Vivare por un rato. El nuevo tema es el de la prolongación de mi estancia en Arnhem para el curso completo.

Fui a hablar con la responsable de esa parte y directamente me dice que no. Que todo depende del balance de alumnos que las universidades envían y reciben, y que con la mía no es posible. Así que nada. Muchas gracias y buenos días. Cuando voy a salir del laberinto de despachos de cristal en que me encontraba –todos los despachos están juntos, separados por muros de cristal a través de los cuales se plasma la más típica imagen de oficina llena de administrativos cada uno a lo suyo: unos mirando al ordenador, otros bebiendo café en vaso de cartón large size y hojeando periódicos y carpetas de documentos. Otros simplemente charlando con otros compañeros relajadamente-, la mujer con la que acababa de hablar me pregunta en voz alta :

- ¿Qué tal estos días?

-Bien… Sí, bien

Dándose cuenta de la inseguridad de mi respuesta se levanta de su silla y se acerca a mí. Es muy alta, aunque no sé de qué me extraño, todos son altos aquí.

- ¿Estás segura?

-Bueno, sí, he tenido algún inconveniente pero aquí en la facultad bien. Me gustan las asignaturas y los métodos de enseñanza. Por lo general son bastante diferentes de los que tenemos en casa, muy interesantes, por eso precisamente me gustaría quedarme todo el curso.

- Ah, porque verás, tengo un amigo periodista, trabaja para una revista, y está buscando estudiantes extranjeros para entrevistarlos y que cuenten sus impresiones sobre la universidad y la vida en este país. Pero claro también es cierto que la mayoría vienen de fiesta…

- A fumar.

- Claro, si tú has venido a eso nada, pero si has venido a estudiar y te interesa, tal vez podría darle tu número para que hables con él.

- Ah, vale. Sí, ¿por qué no?

Le doy mi número y se despide de mí diciendo:

- Tal vez seas famosa de aquí a unas semanas…

Je, je.

Si os interesa saberlo no me ha llamado nadie. Pero bueno, ahí está eso. En realidad estoy por mandarle los posts de “La Torre”, y que ahí vea lo que es ser un estudiante extranjero.

En clase me encuentro con Florence, una francesa muy apañada que está en una habitación en Honigkamp y quiere cambiarse porque no soporta el ruido, pero que en Vivare no la escuchan –eso no es nada nuevo…-. Le cuento mi situación y tachán tachán, dice que a ella no le importaría irse al apartamento, que le da igual hacerse ella un contrato de internet, pero que quiere irse de su habitación. Perfecto. Ella al apartamento y yo a su cuarto. Sería maravilloso. Es cierto que la cocina de su planta es bastante asquerosienta, pero bueno, hay más cocinas en Honigkamp. No me importa. Y a estas alturas haré cualquier cosa por no ceder ante la prepotencia de Vivare.

El jueves fue un gran día. Sol y buena temperatura. Puertas abriéndose.

Por la tarde un grupito de gente fuimos a buscar bicicletas de segunda mano a casa de un señor mayor que las vendía muy baratas. Robadas obviamente. Y obviamente no en el mejor vecindario de Arnhem. Llegamos a una calle donde había un montón de casitas iguales, muy antiguas. Algunas completamente cerradas, otras en las que se nota que hay gente viviendo en ellas, pero igualmente descuidadas. En medio, sentados en el rebate de una de las viviendas, dos o tres señores fumando y jugando a las cartas. Kristie, que ya había estado le pregunta a uno de ellos si tiene bicis, y el hombre se levanta de los escalones y nos conduce por un pasillo muy estrecho y algo oscuro hasta una sala llena de bicicletas antiguas. Olía a humedad. Me encanta la mezcla de olores de humedad y polvo en estructuras antiguas. Entre asfixiante y fresca. Me recuerda a cuando de pequeños en el pueblo jugábamos en las obras y las casas abandonadas.

Algunos encontraron bicis que les gustaban. Yo no… Pero bueno, ya conocía el sitio. Volveré la semana que viene. Tengo ganas de bici.

El viernes por la mañana Florence y yo fuimos a hablar de nuevo con los contactos de Vivare. Estaban allí los dos, pero esta vez él parecía mucho menos bravucón que el miércoles. Imagino que la mujer ya había hablado con él sobre la firmeza de mi ultimátum. Le explicamos nuestra propuesta y nos dijo que a él le parecía bien, pero que tenía que hablar con Vivare antes de decirnos nada. Nos enviaría un e-mail con la respuesta.

Espero que se den cuenta de que es la mejor solución para todos. A ver cuántos días tardan para eso.

El resto del día lo pasé un una reunión de grupo para la clase de “Event Management” y en Honigkamp con las chicas. Uncle Sam’s, billar, charlas y risotadas. Nada mal.

Y finalmente fin de semana. Muchos se han ido a pasar el día a Amsterdam, así que sin muchos más planes, toca hacer sábado: laundry, limpieza, tareas… ah sí, y post para el blog.

Siento que haya sido tan largo, pero con tanta cosa no encontraba tiempo, ganas o inspiración para ponerme a escribir. Tal vez fuese solo pereza, quién sabe. Pero prefiero sentarme a escribir varias horas sabiendo que tengo todo el día por delante para mí sola, sin prisas. En el fondo aprecio estos ratos de intimidad relajada y charlas conmigo misma. De organizar mis cosas y serme útil. He descubierto que no me aburro a mí misma. Qué guay :)

Y espero no haber aburrido a nadie. Pero como digo siempre, si has leído hasta aquí, por algo será.

Peace out!

Pdta: La uña del dedo gordo de mi pie izquierdo ha terminado marchándose de mi vida para siempre. A lo mejor significa algo… ¿uña nueva, vida nueva?